Julio Florencio Cortázar partió un 12 de febrero de 1984. Leí por ahí que hubo una invasión de Mariposas ese día en Buenos Aires. Nunca investigué este hecho, pero quiero creer fue verdad. Quizás algo de la irracionalidad que él proponía en sus textos se manifestó ese día, en la ciudad que pisaba poco, pero a la vez sentía tanto.
Hoy veintiocho años después me despierto y veo en los programas periodísticos del mediodía una noticia sobre un embotellamiento en la panamericana que duró doce horas. Rápidamente recordé el cuento La autopista del sur, y pensé — todavía Julio sigue haciendo de las suyas.
Cuando tuve la suerte de visitar París pasé por el cementerio de Montparnasse. Allí, descansa junto con su mujer Carol Dunlop, protegido por un gran cronopio de mármol. La foto debajo de este post, la tomé en esa visita.
Solo eso, no quería dejar pasar el día sin recordar a este gran cuentista argentino, el mejor después de Jorge Luis Borges, dueño indiscutido del podio en el ámbito nacional.
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