domingo, 6 de enero de 2013

El paraíso de Alamut



Alauddin le había dado su próximo objetivo, debía eliminar un Visir que se encontraba en la ciudad de Gazni, pero eso no importaba, lo importante ahora era disfrutar al máximo de su tiempo en aquel edén. Se encontraba en el claustro donde comenzaba su viaje, el hachís ya estaba surtiendo efecto y sus sentidos comenzaban a palidecer. Un oscurecimiento repentino y total lo excitó. Luego sintió que lo maniataron, el conocía estos procesos; lo estaban preparando para ir nuevamente a aquel vergel, donde el éxtasis reina. Cerca de diez minutos estuvo vendado, pero los sintió una eternidad. Lo arrojaron al piso, donde lo inundó un profundo aroma a flores, sus manos  ya estaban libres y pudo descubrir sus ojos. La luz del mediodía lo cegó, pero al acostumbrarse a la luz comenzó a ver los bellos jardines que tanto añoraba. Las risas de aquellas ninfas, que jugaban con el agua de las fuentes llamó su completa atención. El se acercó, pero no reconoció a ninguna, siempre que visitaba aquel lugar las mujeres eran distintas. Ellas sonriendo, le acercaron una shisha con mas hachís y una botella de aguardiente. En un estado de alucinación absoluta gozó de todos los placeres que tiene para ofrecer este plano del mundo. Luego de horas de excesos cayó inconsciente, y despertó en la parte trasera de una carreta, echado entre la paja. No preguntó el destino al conductor de aquel rodal. Ya sabia que lo trasladaban a Gazni a cumplir con su encargo. Sabia también que esa empresa podría reclamarle la vida.  Pero no temía a la muerte, el ya estaba muerto, solo vivía en el paraíso de Alamut.